MI PARAÍSO...

MI PARAÍSO...
Es ese lugar para soñar...al atardecer, viendo las puesta de sol en las largas y cálidas tardes de verano, a la sombra de la parra, degustando lo que cada uno quiera. Relajados sobre una mullida manta extendida sobre la yerba. En las cómodas tumbonas y hamaca, a la luz de las velas, con buena música, o escuchando el silencio, o los sonidos de la naturaleza. DISFRUTANDO.

lunes, 21 de marzo de 2016

Recuerdos no muy lejanos...

DEDICADO A MI ABUELO MATERNO AURELIO Y A MI QUERIDA MADRE:
https://www.youtube.com/watch?v=Z8nQa1y-Ngc

AMBOS RESPONSABLES DIRECTOS DE MI AMOR A SOMIEDO Y DE QUE HOY ESTÉ AQUÍ, EN LA QUE FUE SU CASA, AHORA MI CASA. Gracias a los dos.

Post publicado en enero de 2008, hoy actualizado.

RECUERDOS:
... De mi niñez:

- Cuando mis hermanos se subían al cerezo del  señor Cura a robar, ¡no las cerezas, no!, ramas enteras que yo llevaba al prao de al lado, el nuestro, donde luego nos dábamos el gran banquete.
- Bajar a ruedos  por el prao y parar bajo el manzano..., con sólo estirar el brazo alcanzaba una manzana que comía contemplando la enorme masa caliza de Sierra Palombera, en cuyas cuevas decían se escondía “ el Chaurilo de Veigas” huyendo de la Guardia Civil.
- Ordeñar las cabras cuando llegaban del monte cada tarde.
- Las vacas durmiendo en el corral en las noches de verano, y, contar las luciérnagas de la pared de piedra.
- Los baños en la tina delante de casa y en el banzao en el río, cada verano.
- Mi temprana afición a la cocina, cuando con 6 y 7 años ya hacía la tortilla de patatas, que en una cesta y a saltos, llevaba al prao del Bayu donde todos trabajaban a la yerba, y merendar a la sombra de cualquier árbol menos la del nogal.
- Ayudar a mi madre a cuajar la leche de la Parda y la Artillera para hacer los quesos.
- Los helados en el invierno, carámbanos gigantes.
- Oír a las mujeres llamar a los cerdos que se pasaban el día en la era Puciles, buscándose la comida: gurín, gurín. Venían todos, y cada uno iba a su pocilga.
- La matanza..., llegar de la escuela y en la entrada del corral ya olía el adobo frito; desurdir y lavar las tripas en la fuente de arriba, qué frío…
- La esfoyaza, los filandones.
- La fiesta de Santa Eulalia en Urria, en Diciembre, casi siempre con nieve y, caminando. Lidia cantando y bailando: el bolero del medio no tiene madre, lo parió una gitana y lo echó a la calle, baila lo bolero bolerito baila, baila lo bolero corazón del alma, corazón del alma corazón querido, baila lo bolero bailalo conmigo,
- Los gatos: felix, urivingitas y mimosa, cazando culebras verdes.
- Ahora misín, misina y misi, todo el día a la caza de todo lo que se mueva.
- El melero, el hojalatero, el afilador y tanta gente que pasaba por el pueblo con sus oficios.
- Xuaca la de Valcárcel pidiendo un garito de pan.
- Subir a caballo a Momián, o cogida a la cola del caballo y él tiraba por mí sin darme nunca una patada.
- Bajar a la Pola a comprar  y al subir, como no pasaban coches, sentada en el medio de la carretera abría el paquete de ESE para ver qué soldadito traía.
- Oír los carros cantar cuando al amanecer subían a la pradera a por la yerba.
- Pisar la yerba en el pajar o en el montón y, bajar en tobogán.
- Ir al molino a moler.
- Pisar y oír la hoja del monte en el otoño.
- Dar patadas a Langermannias giganteas y ver las esporas volar, ya que no había balones.
- Salir al "AL-MEDEL" al pescadero, un día a la semana solo en verano y, con todos los gatos del pueblo detrás.
- Sólo tenía una muñeca, la recuerdo mayor que yo y, cuando aprendí a tejer, le hacía ponchos y chales.
- Jugar a los cacharritos con latas de sardinas y palos.
- No tenía móvil, ni ordenador, ni cuentos, ni juguetes. No necesitaba nada, era feliz.

- Escuchar historias, leyendas, enculturizar.
- Y guardar para siempre en la memoria olores, sabores, sonidos y colores que no volverán.

Me sacaron de éste, mi paraíso, a los 8 años de edad. Años después tuve la suerte de volver a pasar temporadas con mi abuelo, al que cuidaba. Él y los recuerdos son el origen de mi amor y vinculación a ésta hermosa tierra.


Los de mi MADRE, mi Buena Madre, que ahora tiene 86 años, darían para escribir un libro.

Los de mi ABUELO Aurelio, mi querido y adorado ABUELO. Tenía 66 años cuando yo nací y seguía trabajando en La Malva, siempre a turnos: de 6 de la mañana a 2 de la tarde, de 2 a 10 de la noche o de  10 de la noche a 6 de la mañana, y así durante 44 años, hasta que se jubiló a los 70. Primero recorría los aproximadamente 6 km. que hay de la Malva a casa a pie ; tras años de trabajo, ahorro y esfuerzo, ya que tuvo 9 hijos que alimentar, se compró una moto. Después llegó el primer coche, 1 Biscuter, y después, el Renault cuatro-cuatro de segunda mano, que le costó 40.000 pesetas…

2 comentarios:

Vane dijo...

Me encanta lo que has escrito,hace ver que no es necesario el tener tantas cosas y facilidades como se tienen ahora, aunque no se valoren, para ser FELIZ, me parece una idea genial esta del blog!!! Me has trasnportado por unos minutos a tu infancia en Somiedo. Gracias!!!

Un beso

Anónimo dijo...

yo siendo somedana como tu deseo darte la enhorabuena por lo que has escrito, pues mis pensamientos son como los tuyos. somiedo es mi casa de siempre y por mucho que viaje por el mundo y conozca lugares bonitos, el amor a mi tierra me vuelve a traer a casa...
a ti casi no te conozco, pero a tu madre sí, es una buena mujer. disfruta de ella.
un saludo de una somedana de otro valle..