MI PARAÍSO...

MI PARAÍSO...
Es ese lugar para soñar...al atardecer, viendo las puesta de sol en las largas y cálidas tardes de verano, a la sombra de la parra, degustando lo que cada uno quiera. Relajados sobre una mullida manta extendida sobre la yerba. En las cómodas tumbonas y hamaca, a la luz de las velas, con buena música, o escuchando el silencio, o los sonidos de la naturaleza. DISFRUTANDO.

sábado, 22 de noviembre de 2014

EL CORNÓN


   Situado, en y sobre Somiedo, en pleno corazón de la Cordillera Cantábrica, desde sus 2.194 metros (es nuestro sombrero) es visible media Cordillera: Desde las Ubiñas en Quirós, al pico Miravalles en Ibias, y, por supuesto, en días despejados en la costa, el mar Cantábrico.
   Me acerco a él desde diferentes ángulos, preparando el ascenso para el próximo verano. Cada día está más cerca.. Subiré (pisando flores) con la compañía de este loco virtuoso del violín:






   Salvar los 700 metros de ascenso desde El Puerto, durante 7 km, y coronarlo por su cara sur, para asomarse allá arriba y ver todo lo que desde él descendió a los tres valles somedanos: Las Cereizales, Trabanco y El Puerto, es un sueño largamente acariciado.



   Ver esos tres valles glaciares formados con las bestiales masas de calizas que se descolgaron y desparramaron por cada uno de ellos (algo caería por la vertiente leonesa) agolpándose en muchos lugares, dejando limpias y fértiles praderas en otros, y formando espectaculares tajos como los que se ven en La Peral, me convence de lo hormiguitas insignificantes que somos ante la naturaleza y su fuerza.


Ayer desde Vega Penouta

Desde El Rozu, en Septiembre



Desde Las Cereizales, en Octubre

Desde La Enfistiecha, en Septiembre

Desde El Páramo, en Septiembre

Foto realizada en Julio por Enrique Velilla. Gracias.






Foto realizada en Julio por Enrique Velilla. Gracias.



   Las aguas, que desde esa enorme masa piramidal manan y fluyen en diferentes lugares, se escurren de forma lenta al principio en las  pequeñas lagunas y meandros: Fuentes del Trabanco, y luego de forma precipitada y veloz hacia tres ríos: Pigüeña  y  Somiedo (con el río Trabanco como afluente), terminando en el Cantábrico, previo paso por La Malva y La Riera; y Bayo, primer afluente del Sil, que a través del Miño, lleva las aguas de Somiedo al Atlántico. 

Pequeña cascada  que se descuelga de Prefustes y Las Moruecas.